El editor...filtro calificado? Artículo escrito por Pedro Motta

11.08.2014 22:12
La importancia del medio audiovisual en la promoción de la industria editorial:
 
En el mundo de la cultura impresa, los manuscritos abundan. Afortunadamente, editoriales independientes, también. ¿Cuál es el lugar del editor como mediador cultural y "filtro calificado" ante la recepción un manuscrito que muchas veces impugna sus valores, sus creencias, la porción de lectores a la que cree representar, en fin... ¿Cuál es su lectura de la novedad que se le presenta?
Existen grandes manuscritos que modificaron la historia material de los hombres, por caso: ¿Quién edito La Biblia? ¿Cómo logró Charles Darwin mantener casi cuarenta años en secreto el manuscrito del Origen de las Especies? ¿Cuando considero que seria adecuado publicarlo? ¿Que hubiese ocurrido con gran parte de la humanidad si la censura alemana hubiese comprendido que El Capital era algo mucho mas novedoso que un simple tratado de economía? ¿El editor de La Interpretación de los Sueños sospecho siquiera que estaba contribuyendo a cambiar la percepción que el hombre occidental tenia de si mismo y de su realidad? ¿Como influyo el azar en la recopilación de la mayor parte de la obra del poeta Francois Villon? ¿Que ocurría hace cien años con un manuscrito antes de que el marketing lograra su influencia comercial sobre el publico? ¿Que ocurre ahora con un manuscrito a pesar del marketing?
Ocurre que las editoriales, en tanto instituciones que se inscriben como mediadoras del campo cultural, también responden a lógicas de otros campos, como afirma Bourdieu. La cuestión financiera es fundamental, pero el aspecto simbólico resulta finalmente decisivo: Es que, sin dudas, todas la obras mencionadas tienen un elemento en común, impugnaron en determinado momento histórico al statu quo dominante, y no siempre la sociedad, las instituciones en un sentido general, están listas para la novedad o para cuestionarse a si mismas. 
Para el presente T.P. se seleccionaron tres autores y su relación con el medio editorial. La selección tiene que ver con el periplo vital que tuvieron que recorrer para ser conocidos por el publico, pero también porque fueron autores también reconocidos en forma masiva gracias a otros formatos: el cine, la TV y la historieta.
Los autores seleccionados son Robin Wood, guionista de TV, de historietas y de cine, Julio Verne y Ray Bradbury, ambos escritores. La formación multidisciplinaria de todos ellos es un nexo que , a pesar de los años y diferencias estéticas que los separan, los resume como cultores de las novedades del momento: interesados en las nuevas tecnologías y sus consecuencias en la sociedad, aficionados al dibujo y a la imagen, no aprecian al texto como cosa en si; la dialéctica entre la imagen y el texto se observa en sus obras, otorgando una cercanía novedosa entre su producción y la cultura audiovisual de masas.
Comencemos por Robin Wood, un guionista de historietas de origen australiano, nacido en Paraguay y luego nacionalizado argentino: un recorrido inverosímil. Fue uno de los pocos guionistas argentinos, junto con Oesterheld, Solano López y Breccia en trascender la frontera de la novela gráfica: se lo recuerda por su máxima creación, Nippur de Lagash. Recordemos sus comienzos con editorial Columba. Esta editorial fue en su momento un gigante de la industria, se encontraba altamente integrada, contemplaba todos los procesos de producción: Edición, impresión, provisión de papel y distribución. Poseía una estructura que solo editorial Atlantida y los diarios mas importantes tenían durante la decada del ´90. 
Wood es hijo de un inmigrante australiano a quien jamas conocería, llegado por casualidad a la Argentina; su madre apenas podía mantenerlo y debe vivir en internados juveniles (las "Tumbas" que años después Enrique Medina describiría ). 
Cuenta la historia que Wood, lector autodidacta y dibujante aficionado que solo llego hasta 6to grado, comenzó trabajando como obrajero en el Chaco a los 12 años, pasando hambre como regla general y comiendo como excepción. El jornal obtenido tenia un solo destino: Libros. La ironía se construye de casualidades; gana un concurso promovido por la embajada francesa, es contratado por un diario como corresponsal, pero su sustento proviene del trabajo en fabricas. Wood quiere ser dibujante, inicia estudios en la escuela Panamericana de Arte y en Bellas Artes. Un día, uno de sus profesores lo sentencia: "Robin, no tenés talento". Un compañero de estudio, el reconocido ilustrador Luciano Olivera, compartía con Wood la afición por la lectura de historias épicas, precisamente las mitologías sumerias. Olivera ya era parte de editorial Columba, y le recomienda a Wood que escriba un guion, como para intentar al menos otra opción, ya que como dibujante claramente no funcionaba. Entonces escribe tres guiones, uno policial, uno romántico y una sumeriología, pero como no tiene ya para pagar sus deudas, vuelve a la penumbra de las fabricas. Deja su material en la editorial pero olvida poner su nombre y dirección. 
Pasan los meses, y un día de lluvia no logra llegar a tiempo a la fabrica, pierde el jornal y el vale para el almuerzo. Caminando por la calle mojada, le pide a un quiosquero que le permita ver un ejemplar de D´artagnan, donde con sorpresa ve la sumeriología publicada. Tímidamente, cansado y con su ropa de fajina se presenta en la editorial donde le entregan un sobre con dinero y lo contratan. Luciano Olivera lo había buscado durante días sin poder encontrarlo, queriendo avisarle que la sumeriologia fue un éxito. Robin Wood vive actualmente en Copenhague y se dedica a realizar transposiciones de obras clásicas a la pantalla chica, sobre todo para los mercados italiano y español, donde existe una amplia aceptación para este tipo de trabajo.
Julio Verne es un clásico del genero ciencia ficción, su primer libro fue Cinco Semanas en Globo: devolvieron su manuscrito nada menos que quince editoriales. En un acceso de rabia el escritor arrojo su material al fuego, pero su esposa lo rescato de las llamas. El decimosexto editor fue la excepción: acepto su manuscrito. Pero no era cualquier editor, era P.J. Hetzel, un apasionado de su época que estaba siempre al corriente de las ideas de vanguardia y buscaba nuevos talentos. Verne había comenzado su carrera escribiendo dos operetas; las pajas rotas y once días de sitio, porque era el teatro el medio donde los escritores presentaban su material con la idea de lograr una aceptación en el gran publico: la analogía con la TV de hoy resulta inevitable, pero no obtuvo respuesta satisfactoria.
Hetzel, como editor, tenia en mente una idea muy sofisticada para la época, quería producir una revista de calidad, recreativa y con tiradas masivas, pero, a la vez, con contenidos de calidad, con ilustraciones y apta para todas las edades. Consideraba a los jóvenes como un nuevo segmento de su publico lector y Verne seria el nuevo colaborador, ya que sus historias tan verosímiles de ciencia ficción cuadraban con los nuevos gustos de la época. Hacia el año 1850, Hetzel era el editor clave del siglo, porque publicaba a Victor Hugo y a Michelet, entre otros. Verne vendio tan bien sus primera obras, que Hetzel le ofreció un contrato por 20000 francos anuales durante veinte años, una pequeña fortuna para la época y un contrato de duración excepcional: Verne trajo la novedad, la consagración del discurso científico en la vida cotidiana, no por nada, pocos años después, otro visionario de un nuevo genero audiovisual adaptaría su obras para ser reproducidas en un nuevo formato: El cinematógrafo.
Casi cien años después, algo similar ocurriría con otro autor fundamental del genero ciencia ficción: Ray Bradbury reunió varios cuentos dispersos en su archivo que contenían el germen de lo que varios años después seria una obra cumbre: Crónicas Marcianas. Recorrió editorial tras editorial, recibiendo solo rechazos ¿el motivo? Bradbury proponía una ciencia ficción diferente, alejada de la verosimilitud formal vista hasta el momento. Al contrario de Verne, Bradbury no apuesta al progreso tecnológico como motor de la historia, para el, la tecnología es una trampa, una extensión de la ambición humana. Bradbury es el narrador del comportamiento humano en un marco futurista. Finalmente, solo la editorial Doubleday acepto los relatos con la condición de que se unieran en un solo volumen. Así nació Crónicas Marcianas, que seria adaptada pocos años después, en 1980, en formato miniserie para la TV, consiguiendo éxito rotundo en publico y crítica.

Contacto

P&G Foto y video de calidad peron y yatay-almagro 05411 1551448474 Argentina pedromotta25@yahoo.com.ar